Ricardo Ros
Siento un gran dolor en el pecho, me dice Lourdes, estoy como desgarrada por dentro. Me explica que su matrimonio ha hecho aguas y que ya no tiene remedio, que ha intentado recomponerlo muchas veces, pero que ya se da por vencida.
Amparo me dice que tuvo un grave accidente en la autopista, que estuvo dos meses inconsciente y que lleva tres años rehabilitando todos sus huesos rotos. Me dice que ahora comienza a caminar, pero que esta tan destrozada anímicamente que no sabe por dónde salir. Me explica que su novio murió en el accidente y que eso es lo que más dolor le está causando, porque era ella la que conducía y había bebido un poco más de la cuenta. Todos le echan la culpa a ella e incluso ha perdido a todos sus amigos. Se siente sola y muy lastimada.
Julia y Andrés han perdido a su hijo de tres años, después de una terrible enfermedad. Están desolados, hundidos y con mucha culpa por no haber sabido buscar una cura para su niño. Me dicen que el dolor es tan profundo que creen que nunca lo van a poder superar.
Cuando acercas tu mano al fuego, tu cuerpo responde inmediatamente retirando la mano. Si ves que una avispa se acerca a tu piel, rápidamente tratas de alejarla o te alejas tú de ella. Si ves que un perro te ladra, tratarás de apartarte de su camino.
El dolor emocional es una alerta, un signo, un síntoma de que algo tenemos que cambiar. Nuestro cerebro se está rebelando, nos está diciendo que ahora es el momento de cambiar. El dolor nos indica que tenemos que hacer algo diferente con nuestra vida.
Muchas personas se quedan agotadas por el dolor emocional, encerradas en sí mismas y buscando culpables en ellos mismos o en los demás. Otras pierden la esperanza de poder salir de ese terrible dolor. No rechaces el dolor. No pongas resistencia al dolor. Acéptalo. Acéptalo para cambiar. Observa tu propio sufrimiento. Sólo así podrás cambiarlo.
El dolor emocional es una señal de que algo no funciona en nuestra vida. El dolor que produce la pérdida de un ser querido, el sufrimiento que produce una enfermedad o un accidente, la ruptura de una relación amorosa, la pérdida del trabajo, es una buena oportunidad para replantearnos nuestra vida. La angustia, la ansiedad, es la mejor oportunidad para buscar nuevos enfoques a nuestra vida.
Cuando te quemas retiras la mano. Cuando sientas dolor emocional aprovecha para dar un nuevo giro a tu existencia.
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Fuente: http://www.ricardoros.com
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