Cuando tu hermano te ataca, date cuenta de que no se está sintiendo amado. Si sintiera amor, no te atacaría. No reacciones a su ataque. Encuentra una manera de recordarle que es amado. Haz esto una y otra vez. He aquí una sencilla meditación que puedes hacer mientras vas caminando: Algún día, cuando te sientas alegre, sal a dar una vuelta por tu vecindario, y cuando veas a alguien triste o enojado, encuentra una manera sencilla de decirle que es amado. Ofrécele una sonrisa, una flor, un globo, un sándwich o una taza de café. Cántale una canción o recítale un poema. Dile: «Esto es tan sólo para ti. Que tengas un bonito día». En otra ocasión, cuando te sientas deprimido, haz lo mismo. Hazlo una y otra vez. Te asombrarán los resultados. No hay nada más extático que recordarles a los demás y a ti mismo que sois amados. Recuerda, nadie puede dar amor si no se siente amado. Por lo tanto, tienes una sola responsabilidad: siente el amor que está ahí, en tu corazón. Y ayuda a otros a sentirlo. ¿Puedes imaginar un mundo en el que cada persona entendiera que su única responsabilidad es dar y recibir amor? Ese mundo, amigo mío, está al alcance de tu mano. Donde quiera que haya una carencia en tu vida, hay una necesidad de llevar amor. Cuando quiera que pienses que no estás recibiendo lo suficiente, hay algún aspecto del amor y del apoyo que estás negando a otro. No niegues tu amor y tu apoyo. Dalo libremente para poder recibir la abundancia de amor que es tu derecho de nacimiento. Practica esta meditación cuando te estés sintiendo amado y observa lo que sucede. Practícala cuando te estés sintiendo atacado y experimenta los resultados. Experimenta. Juega con esto. No te preocupes por la forma que esta meditación pueda tomar. Simplemente estate dispuesto a practicar y la forma se resolverá por sí misma.
Paul Ferrini.
Paul Ferrini.
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