A veces tardamos en descubrir la belleza de las personas. La belleza no es visible cuando nos aturden las circunstancias de la vida, cuando no somos capaces de vernos tal y como somos, cuando el miedo nos aísla de los demás. La belleza no está en el interior, no en el exterior, está en todos lados. Solo es necesario una mirada limpia de prejuicios, una mirada que parta de la aceptación de uno mismo y observando la belleza desde el interior de uno mismo. Cuando encontramos ese punto donde es fácil sonreír, la belleza y el amor surgen sin esfuerzo. Basta con dejarse impregnar por las emociones, por las buenas vibraciones internas y externas. Apostar por la toma de conciencia de nuestras emociones, nuestros sentimientos y pensamientos está considerado por nuestra sociedad como sensiblería, debilidad, etc. Pero ya es hora que los que somos capaces de sentir algo más de lo meramente material, lo propaguemos a los cuatro vientos. Que la luz acabe con la oscuridad, que la belleza y el amor dejen de ser algo extraño.
Fuente: http://andandosereno.blogspot.com
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