Desde hace un tiempo, cada vez se escuchan más noticias de suicidios y aunque eso afecta a personas de todas las edades, últimamente, en la mayoría de los casos se refieren a chicos y adolescentes.
Es como si se pusiera en marcha el efecto dominó: alguien se suicida, el caso sale publicado en las noticias, e inmediatamente, otros, por cuya cabeza está rondando la misma idea, hacen lo mismo, hasta que llega a convertirse en una especie de pandemia psicológica.
Hasta los especialistas se preguntan por qué una persona toma esta decisión tan drástica. ¿Qué los impulsa a quitarse la vida? Nadie tiene una respuesta convincente. Todo son suposiciones, teorías, pero nadie encuentra una solución. En la mayoría de los casos lo único que se hace es impedir que la noticia llegue al público, para evitar que otros hagan lo mismo.
Además, vemos como otros también se suicidan, sin la intención especifica de hacerlo. Me refiero a todos aquellos que totalmente alcoholizados, o bajo los efectos de las drogas, se suben a un auto y viajan a toda velocidad, para, en la mayoría de los casos, terminar estrellándose contra un árbol, un muro o con otros vehículos causando además de su propia muerte la de los demás.
En las noticias de estos días daban cuenta de adolescentes europeos que, de vacaciones en España y por pura diversión, hallándose bajo los efectos de drogas y alcohol, se lanzaban desde sus habitaciones, situadas a varios metros de altura, a la piscina del hotel. Algunos sufrieron graves lesiones y otros perdieron la vida. Todo este tipo de juegos es totalmente diabólico y el que pierde, no pierde dinero ni prestigio, pierde al vida.
Si les preguntamos a esos jóvenes qué es lo que les impulsa a arriesgar de esa forma la vida, lo más probable es que las respuestas más generalizadas serían: Lo hacemos porque es divertido… No pasa nada… Está todo bien…Si todos lo hacen, porqué no hacerlo… Qué tiene de malo…
Expresiones que sólo representan una total y absoluta irresponsabilidad y un desprecio imposible de comprender por la vida.
En realidad tenemos dos tipos de suicidios. Uno es aquél que se instala en nuestra mente y que nos bombardea con la idea de quitarnos la vida, haciéndonos creer que de esa manera vamos a dejar nuestros sufrimientos y nuestra miserable situación, para pasar a un estado mejor . El otro es el desprecio por la vida y el absurdo pensamiento de que las tragedias sólo les ocurren a los demás, pero que a nosotros nunca nos va a pasar nada.
Hubo y hay casos resonantes, en todas partes del mundo. El suicidio de varios jóvenes en las ciudades de Villa G. Gálvez, en Santa Fe y Rosario de la Frontera, en Salta. Pactos suicidas entre varios adolescentes en Japón. Y millones de casos más alrededor del mundo.
En el primer caso, fui testigo de lo ocurrido. Medios de comunicación del todo el país se interesaron por la situación.Llamaban por teléfono o venían periodistas, para tratar de saber qué motivaba a estos jóvenes a tomar tremenda determinación. Todos en su búsqueda querían encontrar fantasmas, brujos, filosofías o cualquier cosa capaz de haber influenciado a estos jóvenes a que tomaran esa dramática decisión.
En todos estos casos, ya sea un suicidio premeditado o improvisado puedo decirte con absoluta autoridad y certeza, que el problema es netamente espiritual. Creo ver tu cara de sorpresa.
Todos tenemos problemas, tristezas, desánimo, desilusiones.. Lo terrible ocurre cuando influencias de orden espiritual, que no tienen nada que ver con Dios, más bien todo lo contrario, se aprovechan de nuestras emociones más negativas y nos llevan a una situación de desazón y desesperanza tan profunda que les es muy fácil poner en nuestra mente esos pensamientos de suicidio.
En la Palabra de Dios, Jesús explicó que el enemigo ha venido para robar, matar y destruir, pero que Él vino para darnos vida plena y abundante.
Con esa explicación puedes identificar fácilmente quien está detrás de la muerte y del suicidio.
Pero también puedes ver claramente que Dios te ofrece una clase de vida auténtica y con propósito.«Hay muchas clases de muerte y de suicidio, hay muchos muertos andantes por las calles de nuestra ciudad, pero hoy tú tienes la oportunidad de elegir la VIDA»
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