Cuando podemos aceptarnos, podremos aceptar a los demás. Pero con frecuencia, tratamos que todo el mundo sea a nuestra imagen. Y si no son como nosotros, decimos que algo anda mal.
Es un juego que jugamos unos con otros: ¿quién va a ser el jefe? Creo que nos resultaría mucho más fácil aceptarnos unos a otros, si no sintiésemos la necesidad de controlar.
- John-Roger
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