Si los padres no sabemos aceptar nuestros errores no podremos enseñar a nuestros hijos a aceptar los suyos y crecer con ellos. Si no pedimos disculpas no podremos enseñar como no ser arrogantes, si no admitimos nuestra inseguridad no podremos enseñarlos a trascender en sus fracasos…
“La capacidad de quejarse es el abono de la miseria emocional, y la capacidad de agradecer, el combustible de la felicidad”
Tenemos que enseñar a nuestros hijos que la felicidad no es casualidad, que se puede perseguir y que se encuentra en las pequeñas grandes cosas de la vida, en las flores, en la luna, en los abrazos amigos, en las sonrisas…
- Los buenos padres conversan, los padres brillantes dialogan como amigos
Muchos padres e hijos conviven en el mismo techo pero viven en mundos lejanos, el condimento indispensable para unir esos dos mundos y construir una relación sana es el diálogo.
“Conversar es hablar sobre el mundo que nos rodea, dialogar es hablar sobre el mundo que somos”
“Dialogar es contar experiencias, es hablar de lo que está oculto en el corazón, es penetrar más allá de la cortina de los comportamientos, es desarrollar inteligencia interpersonal”
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