¿No será el estado de dicha que da la calma mental? ¿La certeza de saber quienes somos realmente, sin necesidad de dioses que se compadezcan y de diablos que nos castiguen?
¿No será el cielo, el eterno presente en el cual nos fundimos, cuando no hay mas agobio del pasado, ni miedo al futuro?
¿No será el cielo, esta respiración que nos conecta con el universo y nos hace trascender los limites de la mente y el cuerpo?
¿No será el cielo, la sensación calida en el pecho, que podemos experimentar ya mismo, amando, amando y amando, todo lo que existe, y que es claramente otra manifestación de nosotros mismos?
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