lunes, 23 de septiembre de 2013

Sobre la rabia en el seno del amor...♥



- Hace algún tiempo atendí a una mujer por problemas de ansiedad. Reconocía que su trabajo era muy estresante, pero le gustaba mucho y creía que la mayor parte del problema radicaba en las dificultades de comunicación que tenía con su marido.
- La ansiedad nace del sufrimiento relacional, ¿verdad?
- Yo creo que sí. En este caso resultó muy interesante porque pudimos identificar el motivo que provocaba las dificultades de comunicación. Ella era muy inteligente, mucho, y tenía una gran capacidad para la abstracción, pero la verdad es que en inteligencia emocional patinaba bastante. Él, su marido, era todo lo contrario, cognitivamente era más bien concreto, pero sabía gestionar y expresar muy bien sus sentimientos.
Evidentemente ella prefería hablar desde el neocórtex, sobre todo el situado en la parte pre frontal del cerebro. Él hablaba desde las tripas. ¿Cómo resolverías este conflicto?
- Ella debería aprender a expresar sus emociones y tolerar las de los demás, y él debería aprender a comunicarse de una manera más lógica, ¿no?
- Es una opción, pero, ¿quién de los dos crees que está más capacitado para dar el primer paso?
- Si ella es inteligente como dices, creo que ella. Es más fácil reconducir que sacar de la nada.
- Pero ese análisis, a la inversa, se lo podríamos aplicar a él, ¿no te parece?
- Claro. Entonces cualquiera de los dos. Lo importante no es quien lo hace si no que alguien lo haga.
- Ese es un análisis digno de un buen psicólogo.
- Es el análisis de alguien cansado de sufrir estúpidamente.
- Vale, pero, ¿por quién apostarías?
- Por ella. Es quien tiene más ganas de cambiar y por eso ha decidido hacer terapia.
- Ya veo. Es una buena teoría. Estarás de acuerdo conmigo en que no realizar terapia no implica no desear un cambio, y realizar terapia no implica desearlo con más ganas. Tal vez se trata de que la persona que no viene a terapia no encuentra el punto de apoyo para dar un cambio significativo a la situación, y no sabe dónde pedir ayuda.
- De acuerdo. Podemos estar así mucho rato, hipotetizando pero, ¿cómo se resolvió?
- El marido la desmontó, hizo un movimiento puramente emocional que no pudo ser cuestionado desde la estructura lógica de ella.
- ¿Cómo?
- Ella se quejaba de que él era un egoísta y un manipulador emocional. Cuando le pedí que me pusiese un ejemplo me explicó que una de las cosas que más rabia le daba era cuando, tras una fuerte discusión, ella se iba primero a la cama y no podía dormir. Cuando más tarde él se acostaba, se empeñaba en darle un beso de buenas noches, y no paraba hasta conseguir que ella se lo diese. La verdad es que no hice la misma valoración que ella, para mi no era una manipulación. Así que le pedí que le preguntase al marido porque se empeñaba en besarla aunque estuviesen enfadados.
- ¿Qué le dijo?
- Que por el hecho de que estuviesen enfadados él no dejaba de amarla, y que no quería dormir al lado de alguien de quien no pudiese despedirse con un beso. Dijo que cuando la conoció deseó conocerla más, y él ya sabía que implicaba tener discusiones y alguna pelea en ocasiones, pero que a pesar de las peleas la seguía queriendo.
- Pues sí, muy manipulador y egoísta no suena, la verdad sea dicha... ¿Cómo fue la terapia?
- Muy bien. Ella sólo vino a dos sesiones más.

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