miércoles, 18 de septiembre de 2013

Sincronicidades por Tom Kenyon...EL LAGARTO INTERIOR Y LAS TORTUGAS...♥



EL LAGARTO INTERIOR

Por algún tiempo yo había tenido sueños en los que me emboscaban. Un lagarto gigante con un arma Uzi automática me esperaba entre los arbustos para asesinarme cuando me iba de casa. Este sueño se repetía casi todas las noches durante semanas. El sueño era tan vívido y perturbador, que empecé a llevar un diario de sueños y a dialogar con mi reptil asesino. No voy a entrar en detalles aquí, ya que no tienen relación directa con este artículo, pero como bien se imaginarán, esto involucraba gran cantidad de energía.

Una noche, estaba yo dialogando con la figura onírica de mi diario desde hacía largo rato, y recuerdo bien que para mí era un momento altamente emocional. Había puesto el nombre Liz a mi supuesto asesino ya que, al fin y al cabo, era un lagarto (N-T. “lizard” en inglés: lagarto).

Sonó el teléfono. Recuerdo haber mirado el reloj: eran casi las tres de la mañana. Caminé hacia la cocina y levanté el tubo.  Oí una voz del otro lado, suficientemente clara a pesar de que había mucha estática en la línea.

 “¿Está allí  Liz?” preguntó.

 “Sí,” contesté,”¡y desearía que se fuera!”

Colgué el tubo y mi mente entró en caos. Quiero decir: ¿cuántas posibilidades hay de que algún desconocido se equivoque al marcar un número buscando a alguien llamado Liz, justo cuando yo dialogaba con una figura onírica llamada Liz?

Un día descubrí los trabajos del psiquiatra suizo Carl Jung. De repente, tuve un marco de referencia para estos extraños, bizarros encuentros. En sus libros, Jung describió laboriosamente lo que yo había estado experimentando. Hasta tenía una palabra para eso - las sincronicidades eran señales de que algo poderoso se movía en lo profundo del inconciente. Cuando este movimiento era suficientemente fuerte, afectaba al entorno externo.

El Dr. Jung remontaba su teoría de la sincronicidad a una experiencia muy extraña que había tenido con un paciente. En ese momento el paciente estaba describiendo un sueño vívido y profundo sobre un abejorro.

Fue en medio del invierno, la nieve se amontonaba afuera. De pronto, el Dr. Jung y su paciente oyeron un golpeteo en la ventana con costras de hielo. Al buscar la fuente del sonido, ¡resultó ser un abejorro!

La posibilidad de que ocurra algo así conturba la mente.  Las probabilidades en contra de un suceso así son asombrosas. ¿Cómo podía un abejorro andar volando en lo más crudo del invierno, golpeteando continuamente contra la ventana de una sala donde un paciente describía un sueño sobre un abejorro?

Yo estaba encantado.  Carl Jung se transformó en mi compañero constante. Leí todo lo que encontré de él. Y entonces sucedió algo muy extraño. Cuanto más atención le prestaba a las sincronicidades, más a menudo parecían ocurrir.

Las sincronicidades siempre traen una sensación rara. Sospecho que se debe a una alineación repentina entre nuestra experiencia interna y el mundo exterior. Por un momento nuestros dos mundos,  interno y externo, parecen conectarse exquisitamente.

A veces las sincronicidades pueden ser graciosas. En un taller en la isla grande de Hawaii, un joven (llamémoslo Joe) se encontró cara a cara con el poder de los eventos sincrónicos de una forma muy divertida.

Tortuga

Este era su primer viaje a Hawaii, y Joe se había enamorado del buceo. Se ponía sus avíos de buceo y se metía en el agua cerca del hotel cada vez que podía.  Sucedió que el agua estaba llena de tortugas marinas durante todo el tiempo que duró el taller. Sé esto porque yo también amo el buceo,  y las visitaba tanto como podía. A algunos les gusta nadar con los delfines. Yo prefiero las tortugas. Al menos puedo seguirles el ritmo. Nadar cerca de una tortuga marina centenaria es una experiencia asombrosa. Recuerdo nadar cerca de una hora con una de ellas. Su cara se parecía al Yoda de La Guerra de Las Galaxias, y cuando me miraba yo me sentía como si tuviera cuatro años y el mundo se hubiera transformado otra vez en un lugar de magia y maravilla.

El último día del taller, Joe salió para su última experiencia de buceo de ese viaje. Para su consternación, todas las tortugas se habían ido, no había ni rastros de ellas. Recordó, sin embargo, nuestro trabajo sobre manifestación, y se puso a practicarlo.

El Secreto de la Manifestación

En el taller habíamos estado explorando los efectos de la emoción, especialmente en relación con la manifestación. Como parte de esta exploración, habíamos hecho un ejercicio en el que magnificábamos elsentimiento que deseábamos traer a expresarse en nuestras vidas. La clave era ser tan específico como fuera posible y sentir las emociones de tener nuestro resultado deseado tan intensamente como pudiéramos.

Las dos juntas (especificidad y emoción) son aliadas poderosos en el proceso de la manifestación:  M = E + E.

La clave es ser tan específico como sea posible, imaginando cada detalle en la mente tan claramente como se pueda. Luego ... generar  emociones positivas con respecto a la visión específica. Sentir que uno ya tiene lo que desea y, muy importante,  ¡sentir agradecimiento por tenerlo ya!  El siguiente paso es dejar que se vaya la visión y también los sentimientos. Has configurado un electroimán que atraerá hacia ti las situaciones que te ayudarán a crear tu visión.  Pero tienes que dejar que ese imán mental se vaya, por así decir. Soltar el deseo y disponerse a recibir la sorpresa. Luego hacer lo que realmente sientes que se requiere para traer el deseo a la manifestación. Generalmente, el sólo imaginarlo no funciona. Tienes que hacer algo real.  Pero en general descubrirás que el “imán mental” que creaste hará que la manifestación ocurra más rápido y con menos esfuerzo.

Sin embargo, aquí va una advertencia.  Ten cuidado con lo que eliges crear, asegúrate que no dañe a nadie, incluyéndote a ti.

Pero volvamos a Joe y a las tortugas ausentes.

Mientras flotaba en el agua, cerró los ojos y recordó lo que sentía al nadar con sus viejas amigas. Me dijo que lo sintió tan intensamente, que en cierto punto no podía distinguir si era real o imaginario. Recordó llamar a las tortugas desde su corazón y seguir flotando un rato. Entonces abrió los ojos para nadar de regreso a la playa del hotel. Para su deleite y asombro, las tortugas habían regresado!  Nadaban todas a su alrededor. Dichoso, Joe nadó con sus nuevas amigas tanto tiempo como disponía.

Este evento sincrónico fue realmente extraordinario para Joe, pero tuvo un agregado fascinante después.

Joe regresó a su habitación, empacó sus valijas para dejar el hotel y viajar de vuelta al continente.

Cuando estaba registrando su salida, se dio vuelta y encontró a un amigo de la infancia con quien había perdido todo contacto. Habían sido mejores amigos, y la reunión fue un  momento grandioso.

Qué interesante: el sobrenombre de su amigo era Tortuga!

No hay comentarios:

Publicar un comentario