jueves, 19 de septiembre de 2013

Sincronicidades por Tom Kenyon...El Gato de Schrödinger y la Incertidumbre Cuántica



Cuando tenía unos cuatro años, mis padres me regalaron un Jack-en-la-Caja para Navidad. (N.T.: caja de música con un muñeco que salta afuera por sorpresa). Me encantó. Me sentaba durante horas dando cuerda mientras la cajita de música tocaba “Pop Goes the Weasel”. Con la nota final, se abría la caja y saltaba Jack con su pequeño sombrero de payaso.
Elegí el título de este artículo en honor de aquella pequeña caja. Creo que las sincronicidades se le parecen mucho. Tal vez sean una cruza del Jack-en-la-Caja y el Gato de Schrödinger.

Quienes no son aficionados a la física cuántica tal vez no reconozcan al amigo felino de Schrödinger. El gato no era real, sólo era una fantasía de la imaginación de Schrödinger. En esa época estaba luchando con una de las muchas rarezas de la teoría cuántica: la incertidumbre. El problema de la mecánica cuántica es que nunca se puede predecir con certeza. Sólo hay probabilidades de que algo suceda o no. De hecho, esto incomodaba tanto a Einstein que llegó a exclamar: “¡Dios no juega a los dados!”
En su intento de explicar lo inexplicable, Schrödinger recurrió a una caja imaginaria. En la física cuántica muchas cosas son imaginadas, ya que no hay forma de ver algo tan pequeñito.
De todos modos, imaginen que hay un gato en una caja sellada. Se libera dentro dela caja una píldora venenosa. Según el modelo cuántico, no se puede predecir si el gato se encontrará muerto o vivo. Sólo cuando se abra la caja y se mire en el interior, todas las probabilidades colapsarán en una sola realidad – un gato muerto o un gato vivo.
No sé porqué Schrödinger eligió un ejemplo de vida y muerte. ¿Porqué no puso un juguete para gatos y miró si el gato estaba jugando con él o no? Nadie le hizo esa pregunta, que yo sepa, de modo que supongo que nunca lo sabremos.
Pero ahora que estamos en este tema, ustedes ven que la mente de Schrodinger, así como la de ustedes y la mía, es una especie de caja de Schrodinger de por sí. Quiero decir, probablemente había alrededor de 100 posibilidades dando vueltas en su subconciente. Un gato en una caja; un perro en una caja, o tal vez una tortuga en una caja! Tal vez el experimento podría haber sido comprobar si el pequeño estaba dormido o despierto. Tanto mejor, creo, que mirar si estaba muerto o vivo.
De todos modos, el pensamiento se parece mucho a eso. ¡No se puede predecir qué saldrá de tu mente hasta que salta afuera! ¿Lo han notado en su propia mente? Los pensamientos pueden ser muy sorprendentes, y en parte se debe, sin duda, al hecho de que el pensamiento mismo es un evento cuántico.
Ahora bien: los eventos cuánticos son cosas muy pequeñitas, realmente. De hecho, una cosa debe ser más pequeña que una milésima de pulgada para regirse por las leyes de la mecánica cuántica.
Los objetos tan pequeños, como las partículas atómicas y demás, tienen tan poca masa (peso) que no los afecta la fuerza de gravedad como a los objetos mayores que una milésima de pulgada.
Ahora bien: un rápida mirada a la neurofisiología nos muestra que nuestros neurotransmisores así como losneuropéptidos entran bien dentro del rango cuántico. Estas criaturas moleculares son responsables por nuestros pensamientos y sentimientos así como una gran cantidad de otras funciones biológicas. Adivinen qué – no se puede predecir lo que harán. Sólo se puede arriesgar a adivinar.
Hay infinitas posibilidades en cuanto a dónde va un pensamiento. Pero sólo cuando salta afuera a nuestra conciencia es que podemos decir con certeza a qué dirección apunta. Hasta entonces, todo está en juego. No hay certeza.
Ahora volvamos a la teoría de las sincronicidades y al Jack-en-la-Caja. Uno da cuerda y más cuerda, y de pronto Jack salta afuera.
Admito que es una metáfora rara, decir que nuestra psiquis es como una cajita de música, pero hay algunos paralelismos. Cuando algo empieza a dar vueltas en nuestra psiquis, algo que carga un montón de energía emocional, creo que pueden suceder cosas interesantes. Creo que es como dar cuerda a la caja. Si damos suficiente cuerda (acumulamos energía), algo salta afuera. Ahora bien, este “algo” puede tomar muchas formas. A veces es familiar, otras veces es una sorpresa.
Por ejemplo, si estamos enojados, podríamos gritar, o golpear alguna cosa, o podríamos guardarlo adentro. Pero esta energía tiene que ir a algún lado. La energía no puede destruirse. Simplemente cambia de forma.
Si nuestra energía mental/emocional es suficientemente fuerte, puede afectar nuestro entorno exterior. Creo que esto es lo que sucede en las sincronicidades.
Cuando a mis veinte años yo estaba muy encaminado en mi sendero espiritual, me había convertido en un vegetariano estricto. Fui a un restaurante con algunos amigos y ordené una ensalada vegana “espiritualmente iluminada” y agua con limón.
El problema es que yo tenía un déficit de proteínas. Recuerdo que en mi mente, cambiaba el pedido a medida que la mesera iba hacia la cocina. De hecho, oí una voz gritando dentro de mi cabeza: “No hagas caso de este vegetariano tonto! Quiero una hamburguesa con queso y papas fritas.” Pero no dije nada en voz alta.
Cuando la chica regresó con nuestros pedidos, puso delante de mí una hamburguesa con papas fritas. Mis amigos estaban indignados. Recordaban muy bien que yo había pedido la ensalada vegana.
La mesera sacudió la cabeza sin poder creerlo. “Hubiera jurado que Ud. había pedido hamburguesa con queso,” dijo.
“Está bien,” dije. Me comí la hamburguesa y fue la mejor maldita cosa que había comido en meses.
Esto es un extraño ejemplo de sincronicidad, pero tiene todos los elementos necesarios. Hubo una gran energía mental/emocional “acumulada” en mi psiquis. De algún modo la chica había “sintonizado” mi verdadero deseo, que yo había estado ocultando a mis amigos y a mí mismo. Cuando volvió con nuestros pedidos, Jack saltó fuera de la caja, y ella puso frente a mí el objeto de mi deseo. ¡Pues he allí la mecánica cuántica en acción!
Sospecho que todos vamos creando sincronicidades a nuestro alrededor, ya sea que nos demos cuenta o no.
Mi razón para escribir este artículo es que creo que todos estaremos experimentando más sincronicidad en el futuro, tanto en forma individual como colectiva. Creo que sería de ayuda el reconocer que las sincronicidades son una función de la consciencia misma. Viven en el submundo donde la mente se encuentra con la materia, y son un indicador de los poderes que llevamos en nosotros.
Creo que el desafío es cómo interpretar adecuadamente las sincronicidades.

www.tomkenyon.com

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