sábado, 7 de septiembre de 2013

PALABRAS DE AMOR...♥



Hubo un día en que emitimos el primer sonido con sentido, la primera palabra y el rostro de nuestra madre se inundó de alegría. ¡Cuánta emoción contenían y despertaban aquellos balbuceos! Las palabras, que ahora pronunciamos como si nada, siguen teniendo un poder inmenso! Este poder, según lo que digamos o escuchemos, consuela o hiere.


Cuando los sentimientos o pensamientos se dicen en voz alta la vibración del sonido atraviesa cada célula y llega hasta el alma. Si hacemos memoria, es fácil recordar palabras que oímos de pequeños que llevamos clavadas, como puñales, en lo más hondo de nuestros corazones. Suelen ser palabras, tal vez dichas a la ligera, pero que encierran desaprobación, reproches, disgustos, enfado, desamor… Sí, las palabras pueden herir y también pueden curar. Cada palabra de amor es una victoria de la vida.










Propongo que juntemos todas las palabras que nos duelen (“esta niña no sirve para eso”, “nunca será tan guapa, tan inteligente, tan valiente como…” “su madre ha sufrido mucho con ella”, “va a ser una infeliz”, los ejemplos son infinitos y encierran también sentencias personales cotidianas del tipo: “no voy a poder”, esto es demasiado difícil” “para eso soy una negada”, “no tengo talento”… etc, etc.) una vez juntas todas esas palabras las envolvemos con la fantástica fuerza del perdón y las liberamos, las entregamos a la madre Tierra para que las recicle, o al agua, para que las disuelva, da igual, las dejamos ir y nos centramos en crear y decir en alto palabras amorosas.










Las palabras de amor producen bienestar y alegría, nos consuelan, nos arrullan, nos liberan. Las palabras de amor crean belleza, armonía, paz. ¿Por qué no darnos permiso para hablarnos con cariño a nosotros mismos y a los demás? ¿Por qué no dar las gracias por lo que la vida nos ha dado, aunque haya sido por un tiempo limitado? ¿por qué no decir te amo a las personas que queremos?, ¿por qué no nombrar alto y fuerte el lado bueno de nuestros amigos y el nuestro?






No es fácil cambiar hábitos, pero es posible. Vamos a intentarlo. En vez de quejarnos en voz alta, de juzgarnos, de lamentarnos, cada día podemos decir algunas palabras sencillas y bonitas, algunas palabras de amor y permitir que su magia disuelva nuestros miedos y nos calme. Ahora, de mayores, podemos también escuchar con cariño y sosiego, incluso aquello que nos resulta difícil oír.


http://comoafrontarlamuertedeunhijo.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario