sábado, 28 de septiembre de 2013

EL SIMBOLISMO METAFÍSICO DE LA RESPIRACIÓN..♥






Obviamos lo obvio, no prestamos atención a lo cercano.  ¿Y qué hay más cercano, universal y generalmente inconsciente que la respiración?  Pero, al mismo tiempo, ¿qué hay de más necesario?
Entramos en este mundo con una primera inspiración, y saldremos de él expirando.  Dicen en los hindúes que al respirar absorbemosprana, la energía esencial para la vida, el chi o Qi de los chinos, el Kijaponés, el pneuma griego, el ruh islámico, el ruah de los judíos…  El Espíritu.  Porque en hebreo, ruah hace referencia tanto al aire que respiramos como al Espíritu de Dios, el divino aliento que nos da la vida. ¿Puede haber algo más trascendente?  Sin embargo, damos más importancia –y dedicamos mucho más tiempo- a reflexionar y a preocuparnos por nuestra alimentación o nuestras horas de sueño, que a plantearnos la calidad de nuestra respiración.
Rompamos con esa inconsciencia, dediquemos unos minutos a adentrarnos en lo que nos puede enseñar un proceso tan natural como el inspirar y el expirar.  El Gautama Buddha recomendaba contemplar el cuerpo como práctica espiritual, y eso es lo que nos disponemos a hacer hoy.
Cierra los ojos y presta atención a tu ritmo respiratorio: siente el aire que entra –fresco- por tus fosas nasales y que se dirige a tus pulmones, toma consciencia de que tu cuerpo está recibiendo el oxígeno para distribuirlo por todas tus células, que está aprovechando lo que ha tomado y que –una vez repartido y asimilado por todos los rincones de tu ser- expira el aire (ahora caliente), vaciándose, arrojando al exterior un anhídrido carbónico que será tomado por las plantas para rehacer más oxígeno, en un equilibrio ecológico que hace sostenible nuestra existencia…  Y vuelta a empezar.
Respiramos, pues, en cuatro tiempos…  Cuatro tiempos que nos dicen mucho sobre el arte del buen vivir:
1.  La inspiración: nuestra vida comienza recibiendo, nos es dada gratuitamente, es un don, no hemos hecho nada para merecerla.  Presta atención a cuánto de lo que eres y tienes te ha sido dado sin pedirte nada a cambio, sin haber hecho nada para merecerlo.  Simplemente, ahí está…  Para ti…  Como un regalo inesperado.  Disfruta de él, aprende a aceptarlo con alegría y con una sonrisa interior, que nazca de tu corazón, y que ilumine tus días y tus noches.
2.  Retención, aprovechamiento, transformación: debemos hacer nuestro cuanto recibimos, debemos aprovecharlo, interiorizarlo, transformarlo a nuestro modo.  Debemos aprovechar la oportunidad, pasar de la potencia al acto, debemos hacer de la posibilidad una realidad.  Hay que convertir lo recibido en algo propio, y eso exige un trabajo…  Un trabajo que no podemos ni debemos obviar porque consiste en configurar nuestra vida sacando provecho de nuestros dones y circunstancias personales.
3.  Expiración:  expirar supone morir a uno mismo, entregar –transformado por el propio quehacer- lo que se ha recibido, enriqueciendo a los demás con la propia aportación.  Uno no puede pretender apropiarse todo aquello que recibe.  El mismo aire que respiramos, el que nos da la vida, si no se expira, si no se entrega y renueva, se convierte en un veneno que nos mata, que nos roba la vida que nos dio.  Recibir, gustar y devolver…  El arte de los beneficios de los clásicos del que ya hemos tratado en otras ocasiones (http://meditacionesdeldia.wordpress.com/2013/03/01/el-simbolismo-metafisico-de-las-tres-gracias-a-partir-de-la-primavera-de-botticelli-dar-recibir-y-devolver/ )
4. Vacío:  Hay que darse hasta que no nos quede nada, haciendo lugar para una nueva recepción.  No puede haber inspiración si no hacemos lugar en nuestro interior para ella.  Renuncia, entrega, pobreza, apertura…  Sólo un recipiente vacío puede ser llenado de nuevo.
La Vida se mueve siempre entre dos extremos, superándolos.  La vida es un dinamismo entre aparentes opuestos: el Todo y la nada, la inspiración y la expiración, solve et coagula, sístole y diástole, noche y día…
Aprendamos de lo cotidiano, disfrutemos del dinamismo y del cambio,aprovechemos cada pequeña experiencia porque es seguro que guarda el secreto de un gran conocimiento.
Tomemos conciencia, vivamos sabiendo lo que hacemos, respiremos descubriendo el Espíritu que nos llega con cada inspiración.  Dejémonos inspirar e inspiremos a los demás.  Demos aliento a quien lo necesita, seamos ruah –aire y Espíritu- para todos aquellos que nos rodean.  Que sientan en nosotros el aliento de Dios que da vida, la agradable brisa que susurra al oído inaudibles palabras que proceden de lo invisible, inspiradas palabras cargadas de Espíritu que señalan el camino al centro de nosotros mismos, al sancta sanctorum donde podemos encontrarnos con ese Dios que se hace hombre en cada uno de nosotros.

Cierra los ojos y respira…  Tu vida –terrena y eterna- depende de ello.
VÍA MEDITACIONES DEL DÍA

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