martes, 21 de mayo de 2013

¿Ayudar? ¿A quién? ¿Y cómo?...♥






Cuando hablo de ayudar te estoy mencionando un campo donde las posibilidades son infinitas. Solamente tienes que mirar a tu alrededor para que veas las mil y una maneras en que la vida se abre para recibir esos gestos tuyos que, realizados desde tu corazón, regresarán a ti en forma de amor, de gratitud, de bienestar, de todo lo bueno que necesitas y mereces para tu crecimiento espiritual y para el verdadero disfrute de la vida.
Si no lo has pensado todavía, te invito a que repases estas diferentes maneras a través de las cuales puedes brindar tu ayuda, o sea, amar a tus semejantes.
  • Ayuda a las personas sin hogar. Puede ser hasta sin darle dinero. Una palabra, una sonrisa, una palmada, una pregunta, pueden ayudarle más que un billete.
  • Escucha a las personas. Es tan sencillo que espanta. Escucha a tus hijos, a tus padres, a tu pareja, a tus compañeros de trabajo. Presta más atención a escucharlos a ellos que a ser escuchado.
  • No hagas nada. Sí, efectivamente, a veces hay momentos en que no hay que actuar. Solamente callar, aguardar, hacer notar nuestra presencia y esperar a que la otra persona actúe o hable, ya sea pidiendo ayuda o contando el problema que tiene.
  • Da las gracias. Parece muy simple pero puede ayudar a cualquiera a tener un buen día. A veces damos las cosas por sentado, ocupándonos de grandes soluciones y no nos fijamos en los pequeños detalles.
  • Ayuda resaltando lo bueno, no con críticas. Si actúas desde el amor, pronto comprenderás que no hay personas ni circunstancias que criticar. Todo es como es, y nada más te queda la opción de aceptarlo. Si quieres una reacción positiva de la otra persona, no le digas lo que hizo mal, sino alienta sus buenas acciones. “Es mejor elogiar lo que entiendes de una persona, que censurar lo que no entiendes”. Leonardo da Vinci.
  • Niégate a transmitir angustia, negatividad, temor, desilusión; transmite solo positividad, amor, alegría, compasión, bondad. No te conviertas en eco de noticias luctuosas, de desastres, pérdidas. La vida trae todo eso y mucho más, pero la ayuda que de ti se requiere es multiplicar y sumar en amor, no restar ni dividir.
  • Da un abrazo a toda persona que creas que lo necesite. El abrazar sinceramente a alguien, desde nuestro corazón, actuará como un fuerte escudo contra la desesperación, la inseguridad y el temor de quien recibe el abrazo.
  • Sonríe a todos. Una sonrisa desarma las más enquistadas actitudes. Si tú sonríes, la otra persona sentirá que no puede hacer ni ser menos que tú. Sentirá fuera de lugar su ira, su recelo, y las desavenencias desaparecerán como por arte de magia. “La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz”. Proverbio escocés.
  • Crea un sincero sentimiento de unidad. Haz que el otro sepa que lo que le duele a él, a ti también te duele, porque ya sabes que se puede vivir desde el amor, y como amas, ningún sufrimiento humano te es ajeno.
  • Indica y apoya a las personas en la búsqueda de una ayuda profesional. A veces no basta con nuestros buenos deseos y se requiere la asistencia de un médico, de un especialista. No dejes sola a la persona y ayúdala también en esa necesidad.
  • Hazles ver a las personas las cosas buenas de la vida. Hazles que fijen su atención en  lo que sí tienen: salud, una mente sana, una familia, amigos dones, un empleo, una casa. La capacidad de elegir, el placer de disfrutar con la Naturaleza, que no pide nada a cambio.
  • Enséñales a que dejen de creerse víctimas de las personas y situaciones, y que las vean como oportunidades de crecimiento y de ejercicio del poder espiritual que tienen.
  • Brinda tu compañía. Acompaña a la persona que necesita tu ayuda  a donde sea necesario: el médico, un parque, un gimnasio, el encuentro con alguien de su pasado…
  • Enséñales que las enfermedades también son oportunidades para el cambio y el crecimiento.
  • Ayúdales a que aumenten su autoestima. Puede ser un halago a lo que hace, o algún rasgo  físico o del carácter, alguna buena acción, la manera en que trata a su familia, etc.

Cuando se trata de brindar ayuda, la vida está llena de oportunidades para que podamos ejecutar nuestras acciones, sobre todo cuando aprendemos a vivir desde el amor y no desde el miedo.
Todo lo que damos, se nos es devuelto en algún momento o circunstancia de la vida, muchas veces multiplicado. Así que si se trata de ayudar a través del amor, debemos saber que, al brindarlo, automáticamente estamos abriéndonos para que se cumpla en nosotros esa ley natural mediante la cual, se vuelve a reciclar el sentimiento.
Como dice la frase de Alejandro Jodorowsky que encabeza el capítulo  XI demi libro “Una Luz para ti”: “Lo que das, te lo das. Lo que no das, te lo quitas.”
Gracias por leerme y por empezar a realizar en ti el cambio que quieres ver en los demás, el cambio que quieres ver en el mundo.
Namaste,
Naylín
VÍA EL BLOG ALTERNATIVO

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