lunes, 7 de enero de 2013

Rey triste y pastor feliz: cuento sobre espiritualidad y finanzas...♥



Había una vez un rey en un país muy lejano, hace muchos, muchos años que contrajo una rara enfermedad para la que no encontraban cura. No tenía ningún mal físico que le causara gran dolor, era más bien una enfermedad del alma que lo recluía en un estado perpetuo de melancolía. Muchos sabios pasaron por su palacio, atraídos por la recompensa ofrecida a quien pudiera sanar al rey, pero nadie consiguió hacer nada por él.

Un día llegó un anciano, casi un pordiosero, que tras ser alimentado y debidamente bañado pudo por fin lograr su audiencia con el monarca. El viejo curandero le “recetó” un curioso remedio: Debes emprender un viaje por todo el mundo y buscar a una persona que sea feliz; cuando la encuentres, debes pedirle su camisa y ponértela.

El monarca ilusionado por poder encontrar un resquicio de esperanza y por tener por fin una razón por la que luchar en la vida se preparó para realizar su viaje del alma. Como le recomendó el anciano, viajó corto de equipaje y con una sola persona de su séquito como acompañante. Recorrió ciudades y países y fue preguntando a todo el mundo que encontraba si era feliz, pero nadie le dio la respuesta deseada. Por fin una tarde, en un collado se encontró a un pastorcillo que regresaba a su casa con las ovejas después de una jornada en los prados. –Joven, ¿eres feliz? –le preguntó el monarca. Él no se lo pensó dos veces y con una amplia sonrisa en su cara y desde la profundidad de sus ojos negros le respondió que sí.

El rey no cabía en sí de gozo, pero cuál sería su sorpresa al pedirle por favor que le vendiera su camisa (por la que pensaba darle varios saquitos de oro que llevaba bien guardados a prueba de ladrones) el joven, le contestó que era tan pobre, que no tenía camisa…

No hay comentarios:

Publicar un comentario