viernes, 18 de enero de 2013

EL AGRADECIMIENTO ES LA MEMORIA DEL CORAZÓN,,,♥

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Un campesino de las montañas se sentía aislado y triste y tomó la determinación de cambiar de vida. Un viajero le habló de la belleza de la hija del rey y el campesino decidió casarse con ella. Así pues, se puso en camino hacia la corte.

Caminó durante días y llegó a orillas de un río. Vio a un grupo de personas que chillaban y gesticulaban. Se acercó y se dio cuenta de que un niño torturaba a una hormiga antes de matarla, y todos lo animaban.

- ¿Por qué queréis matarla?, preguntó.

No supieron qué responder y la dejaron en paz.

El campesino reemprendió la marcha siguiendo la orilla del río hasta llegar a una aldea. Allí vio a un grupo de personas gritando. Se acercó a una niña que torturaba a una luciérnaga, antes de matarla.

- ¿Por qué queréis matarla?, preguntó.

No supieron qué responder y dejaron en libertad a la luciérnaga.

Al atardecer de aquel día, llegó a otra aldea y vio que sus habitantes gritaban y gesticulaban y que la causa era que querían matar a una ardilla.

- ¿Por qué queréis matarla?, preguntó.

No supieron qué responder y dejaron en libertad a la pobre ardilla.

Finalmente llegó a la corte. Se presentó ante el rey y le pidió casarse con su hija.

El rey dijo:

- Si en tres horas llenas esta cesta con los granos de arroz que mi sirviente sembrará en el camino de palacio, podrás casarte con ella.

- Lo intentaré.

Empezó a recoger los granos de arroz pero, a la media hora, había llenado una cáscara de coco.

El joven se sentó al borde del camino y sollozó.

- ¿Por qué lloras?- le preguntó una vocecita.

Miró al suelo y vio a la hormiga que había salvado.

Le contó su desgracia. La hormiga llamó a millares de hormigas y llenaron la cesta de arroz.

Cuando el joven se presentó con la cesta llena, el rey dijo:

- Ahora tienes que recoger todos los cocos de esa palmera.

La palmera era tan alta que su copa se perdía entre las nubes.

- Lo intentaré.

Empezó a trepar por el tronco, pero pronto cayó al suelo.

Se quedó allí sentado, llorando desconsolado.

- ¿Por qué lloras?

Miró el tronco y vio a la ardilla que había salvado. Le contó su desgracia y la ardilla trepó y lanzó todos los cocos al suelo. El joven los recogió y los llevó al rey.

- Te casarás con mi hija- dijo el rey que pensaba que el joven era muy listo.

El rey tenía siete hijas, pero el joven sabía que la pequeña era la más hermosa y era ésta con la que quería casarse. Por la noche, lo condujeron a los aposentos de sus hijas y lo dejaron allí para que escogiera a la que debía de ser su esposa. Pero estaba tan oscuro que el joven no veía nada y empezó a llorar.

- ¿Por qué lloras?- y vio que la luciérnaga que había salvado se había colocado en su hombro.

- Quiero casarme con la más joven de las hijas del rey, pero está tan oscuro que no puedo reconocerla.

- Me pondré en su nariz y cuando veas una pequeña lucecita, sabrás que es ella. – Y así lo hicieron.

Al día siguiente, el rey se alegró de tener por yerno a un joven tan listo como el campesino.Cuento popular de Filipinas.Tomado del libro: “Cuentos para crecer”

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