miércoles, 3 de agosto de 2011

Durante siglos hemos mamado la idea de que ante Dios no somos más que unos pecadores ....♥



Los valores de nuestra sociedad occidental están basados en la tradición judeocristiana. Hasta tal punto que nuestra cultura está profundamente impregnada por una herencia religiosa donde la culpa está siempre muy presente, porque nos mantiene alienados.
Nos han hecho asociar a Dios (la idea de Dios de las religiones) con un padre que está en el Cielo, de un lado bondad y amor, y de otro padre que nos juzga y castiga por los pecados que hemos cometido. Ese papel también lo realizan el Estado (como padre sustituto) y la sociedad con su limitante moral. Durante siglos hemos mamado la idea de que ante Dios no somos más que unos pecadores y así, el pecado y la culpa están en la base de nuestro pensamientos. Y ya sabemos que el pecados (“pecco” en latín, que significa tropezar) están relacionados con la expresión de nuestra parte instintiva, es decir manifestaciones de parte de nuestra naturaleza. Nuestra cultura nos hace sentirnos culpables de ser lo que somos. A “las autoridades” les interesa inculcarnos y culpabilizarnos con la idea de pecado para que seamos menos individuos libres y más marionetas que danzan en la estructura rígida de su sistema jerárquico

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