lunes, 16 de mayo de 2011

HAY QUE ASUSTAR AL MIEDO....



Al miedo hay que asustarlo.
El conocimiento, el saber, la razón y la lógica, pueden aminorar algunos miedos y eliminar otros de manera radical, sin embargo, no proporcionan necesariamente coraje.
La valentía es una actitud, como decía Descartes, que tiene bastante de Pasional.
No podemos vivir sin arrojo, lo necesitamos para amar, para llorar, para gritar, para defendernos, para renunciar, para combatir, para decir no, para ser felices, y para mil cosas más.
El coraje es el motor de la existencia digna.
Ser valiente no es ser suicida, sino mezclar pasión y razón para sostenerse un minuto más que los demás en la situación temida.
Aguanta un segundo más y serás condecorado.
El héroe no desconoce la adrenalina, la vive intensamente, la soporta hasta alcanzar su meta, la padece de manera consciente.
No hay heroísmo sin tozudez y no hay valentía sin esfuerzo.
La persona que ejercita el coraje como virtud, jamás olvida la excepción de la regla, es un experto en discriminar cuando se justifica y cuando no, reconoce que para exponer las armas también se necesita coraje.
En la Ética, Espinosa, dice: “En un hombre libre, pues, una huída a tiempo revela igual firmeza que la lucha; o sea, que el hombre libre elige la huída con la misma firmeza o presencia de ánimo que el combate”.
Yo agregaría que, además de la grandeza moral, se requiere de inteligencia práctica: capacidad de pensar y evaluar las consecuencias.
Para que el coraje sea virtuoso, además de un corazón enardecido, se necesita un cerebro bien puesto.
Prudencia no es cobardía

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