lunes, 9 de mayo de 2011

EL ABECEDARIO DEL AMOR... ♥



Autor: Luciana Brescacin
Cuando a mí me enseñaron el abecedario, la maestra nos hacía relacionar el
sonido de cada vocal o consonante con el dibujo de un objeto cuyo nombre
iniciaba con el sonido de la letra que estábamos estudiando. Recordando esto
pienso que podríamos profundizar en lo que es el amor si a cada vocal o
consonante le pusiéramos las características de lo que es y debiera ser el
amor porque él, en sí mismo encierra su propio abecedario.
A de aprecio. Apreciar al ser que se ama es darle su valor, es considerarlo
digno de afecto y de reconocimiento. Se ama a la persona humana, rica
siempre -no obstante sus defectos y limitaciones- en cualidades y
potencialidades a las que el amor deberá de ayudar a desarrollarse a lo
largo del tiempo. Se aprecia a la persona por lo que es, 
independientemente de lo que tiene y de su apariencia externa.
B de búsqueda. El amor es una continua búsqueda del bien para el ser amado.
Para ello es preciso conocerlo, descubrir su riqueza interior, encontrar
los medios para su crecimiento y desarrollo hacia la plenitud de su ser. El
amor es una aventura hacia el descubrimiento de la grandeza y trascendencia
de la persona humana.
C de coherencia. Decir lo que se piensa y vivir lo que se dice, eso es la
coherencia. Vivir y tratar de vivir siempre lo que se promete es ser
coherente. La coherencia en el amor es la unión íntima de dos seres entre
sí, el esfuerzo por realizar, a costa de cualquier dificultad, el
compromiso de entrega asumido en el momento del encuentro y de la decisión
de donarse recíprocamente. La coherencia es signo de madurez en el amor.
D de diálogo. El amor es comunicación. Es el encuentro íntimo de dos
personas, el diálogo constante de dos mentes, dos voluntades, dos
corazones… dos cuerpos. A través de gestos y palabras se establece un
dinamismo de comunicación y escucha que lleva al conocimiento recíproco, a
la valoración y, de ahí, a la entrega auténtica.
E de esperanza y entrega. Así como el amor produce esperanza, confianza en
el otro y en el futuro de los dos, la falta de éste causa apatía, desinterés
desconfianza y desaliento. El entusiasmo por la vida nace de una actitud de
amor sincero y de entrega a los demás. El amor es entrega porque es ponerse
en manos del otro, regalándose y dedicándose a él.
Aunque mucho cuidado, con esto no quiero decir que uno debe entregarse
físicamente, cuidado con el acto sexual antes del matrimonio, esto no agrada
a Dios. La entrega es el llamado más hondo y sublime de la naturaleza humana
por eso el hombre está llamado a amar, como su misión más alta y
prioritaria en la vida.
F de fiel y fecundo. Ser fiel es ser leal con el otro. El verdadero amor no
puede dejar de ser fiel ya que es don de sí mismo al otro y, cuando se hace
un regalo, no se pide -luego de algún tiempo- su devolución. Además el amor
es fecundo porque produce y se reproduce, mientras que el egoísmo destruye y
acaba con la dignidad del otro.
G de generoso. La generosidad implica nobleza y sinceridad, implica darse
sin medida, sin conveniencias. Quienes del amor hacen un negocio, un trato
interesado, devalúan el arte de dignificar a la persona humana y pisotean
una de las cualidades que elevan al amor y lo colocan por encima de
cualquier otra actividad.
H de humilde y honesto. El amor no es egoísta ni soberbio sino humilde
servicio a la persona amada, reconociendo en ella un don digno de ser
cuidado con lo mejor de sí mismo. Para que el amor sea auténtico, se
necesita reconocer los propios defectos y las cualidades del otro con
sinceridad y honestidad aunque a veces cueste aceptarlo.
I de invitación. El amor es una invitación a crecer en todos los aspectos,
es invitar a el otro a ser mejor, es ofrecer un camino de realización
personal.
J de joven. La juventud no consiste tanto en la edad corporal, cuanto en un
estado de vitalidad y renovación interior, aunque esta palabra se use más
por determinar una época de la vida que para otra cosa. Por eso el amor es
joven por ser y tener que ser siempre nuevo. 
L de luz. Luz en el amor significa saber iluminar y guiar la vida de la
persona amada pero con Cristo como cabeza. Quien se acerca a un hombre o a
una mujer que ama, descubre un manantial de vida para su existencia y
claridad para el camino y la meta de su vida.
Ll de llamado. En el amor existe un llamado constante a la persona amada
para que sea luz, y a la vez es una llamado personal a ser luz para nuestra
pareja. Y juntos un llamado para ser luz para los demás.
M de movimiento y meta. El amor es dinámico, es actividad continua en bien
del otro, es esfuerzo efectivo para edificar su personalidad, implica
variedad en sus manifestaciones y evita la rutina en el transcurso del
tiempo. Meta, además, porque el amor en sí es un gran objetivo por alcanzar.
N de núcleo. El amor es el núcleo de la vida misma. Hay un dicho que dice
así: “el que no ama no vive”, porque el ser humano está llamado a amar y
amando es como construye la vida, crece en su personalidad y a la vez ayuda
a crecer al otro.
O de optimista. El amor no puede dejar de ser optimista, aunque no deje de
ser realista. El optimismo implica la esperanza y la ilusión de un futuro
mejor para sí y para la persona amada. Optimismo que se fundamenta en Dios,
como lo superior a todo.
P de perseverancia. Es tener firmeza y constancia en mantener lo prometido.
De nada sirve emprender un camino si no se llega al término del mismo. La
grandeza de un hombre y de una mujer se encuentra en su capacidad de ser
perseverantes en el esfuerzo de donarse sin límites a través del tiempo.
Q de Querer. Amar es querer con la fuerza de voluntad más que con los
sentimientos. Siempre basados en la voluntad del Dios y padre Celestial. Es
la expresión más auténtica de la decisión libre y personal de buscar el
bien del otro.
S de sacrificio y de silencio. El amor exige el sacrificio entendido como
ofrenda, como don, y esto implica callar el propio egoísmo, sin dejar de
exigir lo que en justicia corresponde.
T de trabajo. El amor no puede dejar de ser trabajo, acción continua,
esfuerzo constante por lograr su culminación en cada instante, no sólo al
final de la vida.
U de único y de universal. El amor es único porque no es repetible, y al
mismo tiempo es universal porque es común a todos y dirigido hacia todos. El
ser humano puede y necesita amar, y cada uno ama de forma única.
V de valiente. Para amar se necesita mucho valor, se necesita “garra” y
valentía frente a una mentalidad adversa, que ha desvirtuado el sentido del
amor y lo ha convertido en una expresión más del egoísmo.


Z de zumo. El amor es el jugo de la vida, es lo que da sabor a la lucha y
al esfuerzo diario, es el alimento de la propia historia. Después del
abecedario se antoja una pregunta…

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